Una joven
chica de carácter plácido, de rostro tímido y de piel blanca. Esta es la
descripción de la mejor escritora que he conocido. Coge su cuaderno de notas y
empieza a escribir sin parar. Las ideas van de un lado a otro, junto a pequeños
garabatos de nerviosa pluma. Los espacios en blanco desaparecen poco a poco. Un
mosaico de letras y colores que te pueden llevar dentro de distintos espacios
temporales, pasando desde la profunda mazmorra a la isla perdida llena de
piratas, a través de una nave espacial y con un atractivo detective de los años
veinte. Su mente abierta es un don para la sociedad, la cual está perdida
dentro del televisor. Cuentos, novelas, poemas… Toda ella y nada más, esa es su
fuente de vida diaria. Y aunque viva encerrada detrás de la verja blanca
acolchada, permanece serena en su mundo de cuento, feliz.
Daniel Ferrer
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